Esta entrada no tiene la intención de ser igual que las demás publicadas hasta la hora. Trata de la historia que he vivido yo en primera persona, y que me gustaría transmitir. Y empieza con un hombre de aproximadamente 85 años, que vive en el mismo edificio que yo. Para ubicar antes que nada, el edificio es una cooperativa de antiguos trabajadores de RENFE (una empresa de ferrocarriles), que decidieron construir su propia comunidad en la que todos se dedicaban al mismo oficio, aunque con diferentes puestos. Pues aquí empieza esta historia que, si estás dispuesto a reflexionar y recordar, te invito a que leas.
Llego al patio de mi finca, como cualquier día de la semana, y me sorprende ver en el ascensor un cartel que decía lo siguiente: “Ha fallecido ………., hijo de Onís, el entierro será mañana a las 12”. Al entrar en mi casa, mi madre me cuenta que, ese tal Onís, es el último hombre de la generación de mi abuelo que queda de la comunidad de propietarios fundadora. Además, ese hombre ha perdido en menos de 2 años a sus dos hijos y a su mujer.
Al día siguiente en el tanatorio, mi madre se acerca al hombre y éste le dice lo siguiente: “Tengo muchas cosas que me gustaría darle a tus hijos”. Cuando me lo dice, yo me alegro, aunque sin pensar que fuesen cosas que me fueran a interesar. La primera vez que vino a mi casa, yo no estaba, pero le dejo a mi madre una gran cantidad de apuntes, problemas, libros y documentos relacionado con el tratamiento de aguas, los ferrocarriles y todo tipo de escritos interesantes, pero que lo serían aún más si los dijera él en persona.
Es por tanto que fui a los pocos días a darle las gracias, pero con la sorpresa de que estuve en su casa 1 hora y media escuchando todo tipo de curiosidades e información antigua pero relevante sobre su vida profesional como jefe de la 4ª zona estatal de RENFE. En todo el tiempo que estuve no niego que me cansara, pero me encantó oír aquello. Volví a los pocos días porque me tenía preparado más cosas que darme, y estuvo otra hora contándome, esta vez, sobre catenarias, intercambiadores, y la presencia de empresas ferroviarias españolas a nivel internacional. Además, me dio un libro y 2 revistas de Vía Libre, que habla de tranvías, metro, túneles…es decir, todo aquello que me fascina a día de hoy.
Y que menos que agradecerle todo esto de una forma diferente, dedicándole esta entrada. Porque, pese a que ha perdido a todos aquellos a los que podía haber regalado esos conocimientos, experiencias y palabras, aún le queda esperanza en que alguien como yo los aproveche y les dé una utilidad en un futuro. Y lo haré. Es por eso que intentaré añadir toda aquella información relevante que me haya ofrecido a mis futuras entradas, con tal de que no quede en el olvido. Porque el mejor conocimiento es el que se comparte. Gracias.